Simpleza

Articuento

Charles Ingalls, cuando emprendía una labor social en su casa de la pradera (promocionar el punto y coma, por ejemplo) lo hacía con amor y solidaridad. No es mi caso. A mí un signo de puntuación que conste de una coma con un punto sobre ésta me produce escalofríos. No tanto el punto, o la coma, que representan una pausa mayor, o menor, y son de una limpieza y sentido irreprochables. Un punto y coma es un vacío; requiere de una pericia inalcanzable en la consecución de un texto; demanda el cómputo exacto de cada instante de mutismo; su uso no está claro, es sospechoso.

Yo prefiero los adverbios, adoro su invariabilidad. También me chiflan las formas pasivas. Allí donde el sujeto recibe la acción del verbo y el complemento agente la realiza, yo veo un buen trabajo. Digamos que me gusta jugar, pero no soy ingeniero. Conviene aclararlo. No vaya a ser que me despiste una mañana y me lleguen todos los crucigramas y autodefinidos que fue imposible resolver. Mi verdadera ilusión son los arroyos panditos. En ellos soy firme, como rulo de estatua.

10 comentarios

talitatraveler 18 de abril de 2015 Contestar

Eso depende del día, hay mañanas en que uno se levanta fresco y alegre y dejan que le hagan cualquier cosa, incluso tratarlo de vos. Y hay otras veces en que se está socarrón y picaruelo y prefiere el usted.

A mí me gusta el gerundio: Inspiración gerundia, y las preposiciones: Preposuponiendo , pero sólo para jugar. O por vicio, no sé.

Álex Azkona 18 de abril de 2015 Contestar

Voy a leer. Qué bien escribe usted que no tiene por qué, madre.

talitatraveler 18 de abril de 2015 Contestar

Oia, oia, no me diga esas cosas Don Manuel!

Talita 19 de abril de 2015 Contestar

Este era el post! Del 2012? No me creo el tiempo que hace que nos conocemos ya.

Me encanta la palabra «pandito».

Álex Azkona 19 de abril de 2015 Contestar

Esta es la entrada. O post. Sí, sí, de 2012. Ahora estamos mejor, chica, no me digas.

Kariu 22 de abril de 2015 Contestar

Vengo por acá guiada por la nostalgia de un tweet que ahora no logro encontrar, pero que tenía que ver con Galeano y Francesc Bon.
Nunca supe cuándo es espacio de punto y coma. Hace poco leí «Viaje alrededor de mi habitación», de Xavier de Maistre. Está lleno de ellos. Lo usa de manera indiscriminada. Debería haber una sanción, un cupo, un límite. Tanto ; es un despropósito. Saludos desde esta orilla.

Álex Azkona 22 de abril de 2015 Contestar

Qué bien, Kariu, muchas gracias por venir, en realidad yo abrí este blog para conseguir los comentarios de unos cuantos locos que admiraba y contigo se cierra el círculo, chica, casi cuatro años me ha costado. Francesc Bon, Alejandro (TheVilla), Germán Rodrigo, Talita Traveler, Selestar Selene, Horacio Aragona, Ronny Estrella y Karina Ocampo. ¡Los buenos!

Germán 26 de abril de 2015 Contestar

Charles Ingalls era bueno; debería haber más hombres como él. Pero creo que Nels Oleson aún era mejor que Charles, porque el tipo se tenía que fumar a su insoportable esposa. Que bonita era aquella casa en la pradera. Yo los miraba desde el otro lado de la tele, en otro hemisferio y, seguramente, separado de ellos por varios años. Pero no más separado de lo que estoy ahora de aquel niño que fui, que mientras miraba a los Ingalls tenía al futuro a sus pies como un cachorro manso. Pues resulta que el cachorro creció y se fue; ya no se divisa aquella casa en aquella pradera y el niño se ha convertido en una mueca que juega con puntos y comas, un pasatiempo que me ha enseñado uno que nació en Alpandaire.

THEVILLACRESPORKER 3 de mayo de 2015 Contestar

Punto y coma. El que no se escondió, se embroma.

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