Suelo entrar mal en los posts y encima a la larga soy un cargante, así que voy a opinar sobre las ocurrencias y luego voy a salir corriendo como un cobarde, aunque no lo soy.
Qué aburrido ir siempre al grano. Qué aburrido estar siempre con la precisión. Parece que molesta que un libro sea un libro. Debería llamarse informe y desgranar en orden las últimas noticias del interior. Qué, cómo, cuándo, dónde, porqué y mucho ojito con el porqué, no vayamos a tener una ocurrencia y rompamos el delgado hilillo de la atención del lector.
El lector. Esa persona ávida.
Así que el problema aquí es de concepto. Y en penúltimo término de preferencias. Y al final de tirar de tópicos, que no son más que ocurrencias.
Mi madre, un bucle mientras.
Me preparo y… ¡salgo!
4 comentarios
Más razón que un santo!
Oye, el día que tu blog deje de cambiar de aspecto voy a pensar que has estirado la pata.
¡Bah! Si lectores sois cuatro. Qué más os da.
(Estirar la pata es mi especialidad, ojo.)
Parece que estés reciclando looks. Mira por dónde que algunos no acabamos de encontrar algo con lo que nos sintamos tan identificados como lo que hemos creado por nuestros modestos medios. Como un hijo al que siempre encuentras el niño más guapo del mundo.
En otro orden de cosas, ando algo en desacuerdo con lo que expones. Sin llegar a las manos, eh, aviso. Primero, porque me gustan las divagaciones, son como cuando vas a una tienda a por unos pantalones y sales con tres corbatas. Luego, porque creo que cuando uno acaba encontrando un tema en el que se siente cómodo la cosa empieza a fluir. Luego, más tarde, porque no somos cuatro, me han salido seis en el último recuento y creo que alguno estaba en el baño. Como fan irredento de DFW (por si no lo habíais notado) me declaro manifiestamente a favor de los inicios horrorosos, las progresiones inaguantables y los finales incoherentes que acaban siendo las partes ineludibles y necesarios de muchos magníficos relatos. Y como fan intermitente del minimalismo proclamo que de la cantidad suele acabar saliendo algo de calidad, aunque sea un mero consuelo para los aquejados de incontinencia, que otra no tenemos, oye, otra no tenemos que pensar que, de tanto tirar dardos a la diana, una acaba dando justo en el centro.
No, si a mí también me gustan las divagaciones. Siempre que hay una por ahí sale mi cara entre transparencias. Me refería más a las ocurrencias. Decía el convincente Gon en un post con errores en los datos: «Solo veo a dos escritores incapaces de renunciar a una ocurrencia». ¡Y había un montón de lectores de acuerdo!
A la mierda todo.