Martirimonio (4)

Cap. 4: Terapia

—A mí lo que me da miedo es salir a la calle. No sé a usted, doctor.

—Yo estoy aquí para escuchar, Marciana. Siga.

—Imagine que, por ejemplo, me cae un tiesto en la cabeza. Un tiesto puede ser lo peor. Y siendo así, veo difícil no salir perjudicada. Ni siquiera hace falta una maceta muy grande, oiga: un mal tiesto y ¡caput!

—Las actitudes negativas nunca resultan en una vida positiva, ¿lo sabía usted?

—Ya, eso seguro que funciona con otros pacientes, doctor, pero imagine: una planta inestable, un descuido, se juntan todas las fuerzas de la gravedad… y resultamos dos muertos.

—¿Dos?

—Dos, mi Marcelino y yo. Imposible dejarme sola.

—Marciana, no podemos cambiar nada sin antes comprender. La condena no libera, oprime. Si dos personas están siempre juntas en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos. ¿Qué dice usted, Marcelino?

—Digo que mejor tener cuidado, doctor.

—¿Cuidado?

—Cuidado. Ahí donde la ve, mi mujer no es una mujer, es una esponja.

—Las diferencias no están destinadas a dividir, sino a enriquecer. El respeto por otros guía nuestras maneras, Marcelino

—Mi Marciana es una esponja, doctor. Resulta incapaz de desplazarse por sí misma; carece de simetría corporal y por tanto no tiene una forma definida; habla y absorbe, habla y absorbe, sin descanso, o hasta que topa con otra amiga esponja y entonces muestra diferentes apariencias según las condiciones del encuentro, como la calidez del espacio, la familiaridad o la corriente de simpatía.

—Tomar la iniciativa no significa ser insistente, molesto o agresivo. Significa reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.

—A estas alturas de la vida uno debe conformarse con lo que queda, doctor.

Martirimonio: La serie

4 comentarios

Lucía Lucir 30 de septiembre de 2016 Contestar

Estimado alexazkona,

Me imagino que no es usted de verdad, sino un robot de esos que leen los comentarios y responden con automatismos. Tranquilo, a mí no me importa, entre sujetos cualquier compresión es inteligente.

Me temo que no me voy a explicar bien, lo siento.

El comentario que quiero modificar/borrar no aparece en la pestaña «Deja un comentario», que ya he visto que en otros blogs sí que aparece. En el suyo no. Yo comento con educación, pero tras teclear unas líneas de ánimo y terminar ahogada en palabras, nada, que no veo nada. Así que le doy las gracias por sus respuestas futuras, pero como ya me expliqué (mal, lo siento), no puedo seguir unas instrucciones que no se indican en su web para borrar/modificar comentarios y que usted ahora muy amablemente se estará cuestionando.

Ya. Le comprendo. No se preocupe, hombre. Le vuelvo a explicar mi caso otra vez, para que se frote los ojos y lo compruebe usted mismo, no vaya a ser cosa de mis cuatro navegadores y quede yo como una tonta al final. Verá. Me tiran desde atrás los artículos sin comentarios. Usted parece un robot sencillo y con cibernéticos sentimientos. Mi misión (misión es un decir, no lo tenga en cuenta, mejor, por ejemplo, la misión mía), la misión mía, digo, es acabar con la triste lacra, la de los artículos sin comentarios, y con mucha alegría llegué hace un tiempo a su blog. No es que tenga mucho trabajo, esa es la verdad, pero me entristece mucho que, para una vez, el comentario que quiero modificar/borrar no aparezca en la pestaña «Deja un comentario», que ya he visto que en otros blogs sí que aparece. En el suyo no.

Se lo pido por favor, alexazkona. Qué hago, ¿le doy a publicar? Aún no he utilizado las palabras STRONG, EM, A, BLOCKQUOTE y CODE, a saber lo que he escrito…

Por dios, qué sinquietud. Vivir sin ejercitar la noble opción de modificar/borrar no es una vida, alexazkona. Facilíteme, se lo ruego

Sin otra lesión extraocular, me despido.

(Creo que me despido). (Creo que creo que me despido). (Creo que creo que creo que me despido).

Vaya, ¿ve por donde voy? ¡Un maldito bucle! Y así todo el rato…

Álex Azkona 1 de octubre de 2016 Contestar

Querida Lucía, todo va bien, mantenga la calma. Las instrucciones para borrar/modificar comentarios debieron perderse. Espero encontrarlas y volver a omitirlas pronto. La «triste lacra» es un bien endémico que sufren los lectores/no lectores sobre la base de unos artículos buenos/no tan buenos. Las palabras STRONG, EM, A, BLOCKQUOTE y CODE son etiquetas HTML que no funcionan ni se referencian en este sitio web.

Espero, no obstante, salga presurosa de su bucle. Y así todo el rato.

Quiosquito 2 de octubre de 2016 Contestar

Visto. Quien decías que era?

Álex Azkona 2 de octubre de 2016 Contestar

Madrid, te dije.
Vaya, agotado El País de hoy, como en los viejos tiempos.

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